Más allá de la sostenibilidad: Necesitamos culturas regenerativas

Cami l l e
4 min readFeb 11, 2023

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“Nuestra tarea es mirar el mundo y verlo completo”.

— E.F. Schumacher

Recordando los 90’s y el inicio de la nueva era con Complicated de Avril Lavinge, iniciamos la era conscientes de que lo que llamábamos “progreso” nos estaba costando más que horas de sueño, de que en los últimos mas o menos 50 años habíamos desestabilizado nuestro sistema natural y social mucho más rápido que otros periodos de la historia y sabíamos que era a causa de la demanda socio-económica y ambiental inmensa que exigimos sin prestar atención a una cosa.

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Después nos dimos cuenta que todos los impactos negativos eran responsabilidades equitativamente compartidas y que todas las naciones tienen que responder, pero sin una perspectiva conectada; y resumiendo los muchos acuerdos y reuniones globales de la ONU, empezamos el siglo 21 sin reflexionar (internalizar) sobre lo que los mismos libros de 6to grado nos dicen de nuestros recursos en la definición de la economía: “es cómo las familias, empresas y gobiernos organizan los recursos disponibles que son escasos, para satisfacer las diferentes necesidades y así tener bienestar.”

Y seguimos más o menos igual. Insostenibles.

Insostenibles

Y creo que la pregunta obvia e inicial podría ser, y ahora que todos estamos intentando organizarnos, ¿qué intentamos “sostener”?

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Opinión poco popular: La cultura predispone la economía

Valorar la función del ecosistema por encima de las cosas materiales es el cambio de paradigma que determina si entendemos el significado de nuestras vidas y si sobrevivimos, o si permanecemos ignorantes y egoístas, y destruimos nuestro propio hábitat tratando de obtener más riqueza o más poder. Si alcanzamos este nivel de comprensión, no solo todos podremos vivir en la Tierra, sino que los sistemas naturales de la Tierra pueden alcanzar su capacidad óptima para sustentar la vida.

— John D. Liu (2016)

Nuestra vida. El café en la mañana, el agua de grifo, nuestro trabajo, todo lo que valoramos, una vida digna.

Hemos estado intentando sostener un estilo de vida y una construcción social del desarrollo que nos esta llevando a no poder generar más vida: a que sea más complejo para otros (personas y ecosistemas naturales) crear una vida

La economía es un indicador de qué valoramos como personas en sociedad, comunidad, nación, pueblo, familia (y sí, casi impuesta y nosotros sin cuestionarla lo suficiente). Nuestro estilo de vida se refleja en ella: Nuestra cultura.

Nuestra cultura y nuestros hábitos como sociedad es lo que encamina la intención de nuestro desarrollo, es por eso que no podemos ver el “desarrollo sostenible” solo por partes, sólo considerando al ser humano y no otros seres vivos que permiten la vida, incluyendo la del ser humano.

Sostener el modelo de pensamiento de desarrollo, crecimiento económico (y hasta el ideal de éxito), no puede ser el mismo si queremos que la vida sea coherente con nuestros ideales humanos. La cultura es producto de la transformación de nuestra herencia, y ahora necesitamos Culturas Regenerativas.

“Una cultura humana regenerativa es sana, resistente y adaptable; se preocupa por el planeta y se preocupa por la vida en la conciencia de que esta es la forma más eficaz de crear un futuro próspero para toda la humanidad y ecosistemas.”

Me gusta la definición de Swidler cuando dice que podemos considerar la cultura como herramientas de hábitos, habilidades y estilos a partir de los cuales las personas construimos estrategias de acción (Swidler, 1986, p.273), porque nos arranca la idea de que la cultura depende de alguien más y nos dirige a la re-creación de nuestros propios sistemas culturales regenerativos, que nacen de las condiciones únicas de nuestro lugar, nuestra gente y de conectar y reescribir la historia para darle sentido a nuestra vida, más allá de ser productivos.

Una cultura regenerativa no solo se refiere a sistemas ambientales, sino también sociales y económicos, un cambio de visión de relacionamiento entre personas, empresas y hasta globalización.

Para esto, es necesario desligarnos de la idea de que solo el más competitivo y productivo “vence” y buscar ventajas colaborativas para crear más vida. Comenzar a estar más cómodos con no estar de acuerdo, discutir con la intención de entender y de ver la fricción intelectual como el futuro del aprendizaje para la co-creación de pensamientos, sistemas, culturas, ciudades, empresas que generen mayor valor social, ambiental y económico del que se utiliza.

Vivir las preguntas como exploración de la vida: ¿Cómo puedo conectar de manera intencional con lo que me rodea? ¿cómo mis hábitos pueden generar o influir en el medioambiente? ¿de dónde viene mi comida? ¿qué conexión tiene mi trabajo con la sociedad/medio ambiente? ¿Qué alianza puedo crear para generar valor regenerativo en mi trabajo?

Hacer una pausa, habitarnos un poco más y rediseñar nuestro espacio.

Referencias:

Articulo inspirado y en referencia del libro Designing Regenerative Cultures, Daniel Christian Wahl.

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Written by Cami l l e

Explorando sobre la forma en que vivimos, sobre diseño y economía circular.

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